Ordesa 2017
Es una experiencia
diferente la montaña en otoño. Algunos se empeñan en buscar paralelismos
metafóricos entre la montaña y la vida, proclamando un poco nerviosos que en el
otoño es cuando se encuentra la propia madurez. Alejándonos de interpretaciones
y debates ajenos al frenesí juvenil, seguimos sonriendo al descubrir que la
montaña en octubre, como la vida, luce carismáticamente sus cambios y nos
enseña el valor de los detalles y de la pausa. Hemos conocido que hay
ambiciones más allá de la cima y de la satisfacción que ésta nos ofrece por
superación y esfuerzo, interpretación dominante entre muchos de nosotros, para
sorprendernos con una Naturaleza que desconocíamos por haber mirado siempre
hacia el alto.
No tenemos nada que
reprochar a nuestras montañas, aquí en el País Vasco, pero somos conscientes de
que difícilmente resisten la comparación con sus hermanas mayores pirenaicas a
la hora de la verdad. O eso pensábamos cada vez que mirábamos con nuestra
antigua lente inocente. Sufriendo lo que pudiéramos llamar “obsesión
pirenaica”, era cuestión de tiempo que desde el CMA se organizase una salida a
alguna montaña aragonesa. Lejanos e imponentes, los picos pirenaicos aparecen
siempre entre suspiros en las conversaciones de los soñadores monitores. La
completa transformación de la infraestructura colegial y su organización han
permitido la realización de un sueño que hace un tiempo solo se podía imaginar.
El Taillón y Ordesa en mente, parecía que nada podría detener a los montañeros
tras su reunión en el aparcamiento colegial.
Es una buena señal que
los dueños del campamento adviertan sobre el volumen y sobre el orden nada más
ver a los chavales. Su preocupación no obedece más que a la ilusión que
volverse a ver produce entre todo ese grupo heterogéneo que representa el CMA.
Es un consuelo para ellos saber la planificación porque nadie, piensan, tendrá
ganas de moverse después de lo que nos viene encima. “No conocen a estos
jabatos” es lo que comentamos antes de acostarnos dentro de las tiendas que no
dejan de ser nuestra mejor barrera frente a un frío cada vez más presente. Es
una buena señal: estamos en Pirineos, estamos en casa.
San Nicolás de
Bujaruelo es el punto de partida, un refugio construido en la orilla del río
Ara a la altura del puente románico del mismo nombre. Desde aquí hasta la cima
únicamente nos atenderán el esfuerzo y la paciencia, ya que es una jornada solo
apta para los valientes. Se nos presenta un desnivel positivo de 1900 metros y
una distancia de 25km. No se entiende semejante tarea más allá de la libertad
que entendemos se alcanza en la cima. Puede que el CMA parezca una burbuja,
pero muchas pasiones son inconcebibles antes de haberlas probado.
El Puerto de Bujaruelo,
Refugio de Sarradets, Circo de Gavarnie y la Brecha de Rolando, además de la
impresionante cara norte del Taillón, son imágenes fotografiables pero,
sinceramente, no es lo mismo si no vienen acompañadas de piernas temblorosas y
pulsaciones al límite. Hay que reconocer a todos los chavales la gran fortaleza
mostrada a lo largo de 1600 metros; no ha sido nada fácil. Estamos allí a dónde
siempre que un profesor nos exigía o un examen nos preocupaba viajaba nuestro
corazón. Cruzar la famosa Brecha y mirar al cielo para descubrir que todo es
más intenso aquí, nos hace apreciar más a aquél que ha compartido toda nuestra
carga. Ahora ya nada pesa, ni siquiera las preocupaciones.
Al fondo las tres
Sorores, con el magnífico Monte Perdido que reina sobre Ordesa flanqueado por
el Cilindro de Marboré y el Soum de Ramond, sus fieles consejeros. El Tobacor,
el Pico del Descargador y el Punta Custodia observan envidiosos a todo el que
transita por el valle de Ordesa pensando que tal vez su destino sea ajena a
éstos, acomplejados ante aquellos montes con los que comparten valle. Por otra
parte, el Tozal del Mallo y el Casco permanecen tranquilos porque son
conscientes de que son pocos los que intentarán alcanzar su altiva y orgullosa
cima. Todo esto con una simple y furtiva mirada. “La montaña me da pereza”,
piensan muchos desde casa mientras nos alzamos sobre nuestras propias cabezas y
existencias.
Por suerte no todo
acaba aquí, ya que nos queda la última pala antes de hacer cima. Una auténtica
pared a estas alturas de la jornada. Necesitados de héroes, los montañeros los buscamos
en nuestro interior, a sabiendas de que fuera todo es frágil mientras en la
montaña el Tiempo está aún por descubrirse y una gesta hoy es una sonrisa en el
futuro.
Cada cima es una nueva
oportunidad. La montaña nos ha redimido.
Parece que nuestra
vitalidad ha abandonado nuestras piernas para desbordar nuestro espíritu. Las
secuelas son inevitables. Pero la montaña sigue enseñándonos, como madre que
cuida de su niño convaleciente, arropado y lleno de amor, nosotros nos
abandonamos a su voluntad sabiendo que nunca nos fallará. Hemos aprendido a
dejar de lado expresiones como “atacar la cima” o “conquistar la montaña”
debido a su carácter beligerante. La montaña nos deja acceder a ella por unos
instantes para luego seguir impasible el devenir de los acontecimientos,
mientras nosotros y todos a nuestro alrededor flaqueamos tarde o temprano.
Conscientes de haber
sido atrevidos con esta excursión, el Otal, pico programado para la segunda
salida, se presenta inadecuado. La cima parece inaccesible. Hemos perdido
nuestra alegría pasada mientras vagamos con la cabeza agachada y la mirada
perdida. La decepción parece reinar en el campamento, nadie sabe qué es lo que
ocurrirá. Las dudas nunca fueron buenas compañeras, por lo que decidimos cerrar
una opción aparentemente mediocre para la mañana siguiente. Un premio de
consolación, una cima secundaria. Pronunciamos su nombre con la boca pequeña y
hacemos como que no hay ni que tomarse en serio la jornada. El ibón de
Bernatuara es algo novedoso para nosotros. Intrépidos y exigentes, que se
plantee como opción optativa el pico del mismo nombre para aquél que aun tenga
un gramo de fuerza en las piernas, no parece satisfacer a los más
desconsolados. Alta traición.
Pero como decimos, la
anciana señora que es la montaña siempre se guarda algún truco. El otoño ha
llegado, y los ojos encuentran motivación no solo en la compañía de la
imaginación, sino que parece que la húmeda primavera y el caluroso verano han,
por fin, justificado nuestro sudor estivo con la llegada de los colores. La
montaña ha cambiado por completo, y nosotros con nuestras ansias no podíamos ni
imaginarlo. Parece que la belleza solo se presenta a quién tiene paciencia para
buscarla. Enemigos de los tópicos, esta vez nos hemos visto superados, todo
parece perfecto aquí, a unos humildes 2300 metros de altitud (Taillón: 3.144m).
Nunca un almuerzo fue tan energético, pues no solo las fuerzas se repusieron,
sino que la decepción dejó paso a la creatividad. Motivados por esta nueva
belleza, no recordamos haber reído con tanta facilidad en tiempo. Todo ha
cobrado sentido. Esperar a los que iban rezagados, nos procuró una doble
sensación; por un lado, la satisfacción de compartir el camino, y por otro,
respirar. adquiriendo una nueva dimensión del entorno. Pudimos mirar alrededor
y sorprendernos. Hacía mucho que no nos sorprendíamos.
Es muy probable que el
efecto más espectacular de estos días acabe por mitigarse paulatinamente. Es
absurdo pensar que la revelación de estas dos experiencias dure por siempre. Es
precisamente nuestra inquietud la que nos ha permitido alcanzar un relativo
grado de consciencia, y sabemos que la excitación de la libertad no es
perpetua. Pero el precedente se ha creado. La luz es visible, a lo lejos, y nos
permite intuir el camino. Ya no miraremos exclusivamente al suelo mientras
progresamos, con la única referencia de una obligación por delante. Ahora ya
hemos conocido lo que es la esencia. Naturalmente por poco tiempo, ya que es
algo fugaz, aunque muy nítido. Y por distintos caminos lo hemos percibido… la
vibración que en verano nos provocaba la ausencia de miedos la sentimos ahora
también, entre montañas, en otoño, en el CMA.
Ordesa 2017
Udazkenean mendiratzea bestelako
bizipena da. Zenbaiten ustez, badago loturarik mendiaren eta bizitzaren artean,
eta udazkena bizitzaren heldutasun aroa litzatekeela diote urduri, nork bere
heldutasuna topatzen duen aroa alegia. Gaztaroari ez dagozkion interpretazio
eta eztabaida horiek alde batera utzita, irribarretsu ikusi dugu guk urrian,
bizitzan bezala, mendiak aldaketa sakonak erakusten dizkigula, baita
xehetasunen eta geldialdien balioa irakatsi ere. Tontorraz eta haren
satisfazioaz haratago, geure burua gainditzeko eta ahalegintzeko grinaz
haratago, beste anbizio batzuk badaudela jakin dugu mendiari esker. Halaxe
geratu gara gutako asko eta asko, ezagutzen ez genuen Izadiak txundituta, orain
arte goruetako txokoak soilik baikenituen begiz jota.
Gure Euskal Herriko mendiei ezin leporatuko diegu ezer. Baina, egiari
zor, jakin badakigu kostata eusten diotela euren Piriniotako ahizpa nagusiekin
eginiko konparazioari. Edo antzeko zerbait uste genuen gure antzinako
begirada inuzentearen poderioz. “Obsesio pirenaikoa” dei dezakegunaz gaixoturik,
denbora kontua zen AME taldeak irteera bat antolatzea, nora eta Aragoiko mendi
paregabe hauetara hain justu. Urrun bezain
garai, gailur pirenaikoak beti agertzen ziren gure elkarrizketetan, gure
hasperenetan, gure ametsetan. Ikastetxeko egitura eta antolakuntza aldatu
denez, aspaldi irudimen hutsa zen ametsa egia bilakatu da azkenean. Taillon mendia
eta Ordesa buruan, bazirudien, ikastetxeko aparkalekuan elkartu eta gero, ezerk
ez zigula bidea oztopatuko mendizaleoi.
Seinale ona da kanpineko jabeak
neska-mutilen ordenaz eta zintzotasunaz berehala ohartzea. AMEk osatzen duen
talde anitzaren baitan, ilusioak soilik eragiten du ardura pixka bat. Planifikazioa
jakitea kontsolamendua da jabeentzat, gainera datorkiguna kontuan izanik, inork
ez baitu gehiegi mugitzeko gogorik izango. “Ez dituzte gure ikasleak ezagutzen”
diogu dendetan oheratu aurretik. Dendak baitira hotz gero eta
handiagoarengandik babesten gaituztenak. Seinale ona: Piriniotan gaude, etxean
gaude.
San Nicolás de Bujaruelo, horra hor
abiapuntua. Ara errekaren alboan kokatutako aterpetxea, izen bereko zubi
erromanikoaren oinetan. Handik tontorreraino, ahalegina eta pazientzia izango
ditugu lagun, ausartentzat prestaturiko jarduna baita gaurkoa. 1900 metroko gorabehera
positiboa; 25 km aurrerantz eta atzerantz. Gailurrean lortzen den askatasuna
aintzat hartu gabe, ezin liteke halako zereginik ulertu. Baliteke AMEk
bburbuila baten itxura izatea, baina badira probatu gabe sinesgaitzak diruditen
zenbait pasio.
Bujaruelo mendatea, Sarradets
aterpetxea, Gavarnieko zirkua eta Errolanen ebakia. Horiez gain, Taillon
mendiaren iparraldeko malda. Posible da argazkia ateratzea, baina, egia esan,
argazki horiek desberdinak dira oin dardaratsuak eta pultsazio bizkorrak
gorputzean izan gabe. Neska-mutil guztiei aitortu behar zaie 1600 metrotan
zehar islatutako sendotasuna; ez da inolaz erraza suertatu. Hantxe gaude
kokaturik, irakasleen eskaerak eta azterketa latzak eramaten gintuzten lekuan
hain justu. Ebaki famatua gurutzatu eta zerura begiratzean, dena da ohi baino
biziagoa; gehiago estimatzen dugu gurekin zama partekatu duen hura. Orain
pisurik ez, ezta ardurarik ere.
Hiru sororeak hondoan. Monte Perdido mitikoa
da Ordesako jaun eta jabe, eta hura zintzoki babesten ari dira Marboréko
zilindroa eta Soum de Ramond. El Tobacor, Pico del Descargador eta Punta
Custodia ere azaltzen zaizkigu bistara Ordesako bailaran, betiere txikiago eta
apalago aurrez aipatutako menditzarren ondoan. Bestalde, Tozal del Mallo eta
Kaskoa lasai daude, badakite-eta medizale gutxi saiatuko direla euren tontor
harroa erdiesten. Hori guztia ikus lezake begiradarik azkarrenak. “Mendiak
pereza eragiten dit”, diote askok etxetik. Gu, aldiz, gure mugen gainean gaude
dagoeneko.
Zorionez, dena ez da hemen amaituko. Oraindik azken malda geratzen da tontorrera
heltzeko. Jardunaldiaren une honetan, horma itzela daukagu parez pare. Heroien bila,
mendizaleok gure barruan arakatzen dihardugu, badakigu-eta kanpoan dena dela
hauskorra. Mendian alderantziz gertatzen da, Denbora findu egiten da eta gaurko
balentria irribarre bilakatzen etorkizunean.
Gailur bakoitza aukera berria da. Mendiak askatu egin gaitu.
Badirudi kemenak alde egin digula hanketatik, eta ariman gainezka egin
digula. Ondorioak ezin dira saihestu. Baina mendiak, ume gaixoa zaintzen duen
amaren gisa, zera erakusten digu beste behin: bere borondateari heltzen
badiogu, sekula ez digu hutsik egingo. Badakigu jadanik “gailurrari eraso” edo
“mendia menperatu” bezalako adierazpenak bazterrean utzi behar direla, ez
baikaude guduan. Mendiak beragana doan bidea zabalik uzten digu une
batzuetan, eta gero patxadan murgiltzen da berriz, historia eta gertakarietatik
urrun. Mendiarekin alderatuta, askoz ahulagoak gara gu.
Lehen irteeraren ezaugarriak kontuan
hartuta, Otal, bigarren txangorako ezarritako tontorra, ez da batere egokia. Tontorrak
ez dirudi igotzeko modukoa. Galdu dugu ekarritako alaitasuna. Buru makurra eta
begirada galdua dira gure seinale. Kanpamentuan etsipena da errege, inork ez
daki zer gertatuko den. Zalantzak ez dira lagun onak izaten; beraz,
biharamunerako apal samarra dirudien aukera hartu dugu. Kontsolazio saria, bigarren
mailako tontorra. Haren izena esan dugu emeki, eta seriotasuna kendu diogu
datorkigun egunari. Bernatuarako ibona berria da guretzat. Ausart eta zorrotz, indar
gramorik duenak izen bereko tontorra irudika dezala, baina ez dirudi horrek
denak asetzen dituenik. Traizioa nonbait.
Baina, esan bezala, mendiak, andere
zahar eta jakintsuak, beti dauka amarrurik prest. Heldu da udazkena, eta
begiak, lagunartean eta irudimenean ez ezik, pizgarririk topatu du: udazken
hezeak eta uda beroak, azkenik, gure izerdia baliagarri egin dute. Iritsi dira
koloreak eta. Mendia goitik behera aldatu da. Guk, gure antsia tarteko, ezin
genuen irudikatu ere egin. Hura bilatzeko pazientzia duenari soilik etortzen
zaio edertasuna bisitan. Topikoen etsai, oraingoan guri eman digu mendiak
lezioa. Dena paregabea da hemen, 2300 metroko altueran (Taillon: 3.144m). Hamaiketako
ezin energetikoagoa, izan ere, indarrak berreskuratzeaz gain, etsipenak paso
eman baitio sormenari. Edertasun berriak indarberritua, algaraka hasi gara
aspaldiko partez. Zentzua du guztiak berriz ere. Atzera zetozenen esperoan, bi
sentsazio izan genituen: alde batetik, bidea partekatzeko satisfazioa, eta,
beste alde batetik, arnasa. Inguruak dimentsio berria hartu du. Begiratu ahala,
harridura eragiten digu. Noiztik ez genuen halako miresmenik bihotzean?
Litekeena
da egun hauetako eragina pixkanaka apaltzen joatea. Bizipen hauen printza
itzaliko da poliki bada ere. Gure grinari esker, luzimendu maila jakin bat
lortu dugu, eta badakigu askatasunaren kitzikapena ez dela betiko. Baina sortu
dugu aurrekaria. Argia ikusten dugu, urrunean: bidea nondik dabilen jakiteko
gai bagara. Hemendik aurrera, ez diogu lurrari soilik erreparatuko, ez da
behekoa izango aurrera egiteko ikusmira bakarra. Orain ezagutu dugu esentzia
zer den. Nola ez, tarte motz batean, ez baitago esentzia baino gauza galkorragorik.
Ederki antzeman diogu, ordea. Eta hainbat bidetik iritsi gara harengainaino… Udan,
beldurrik ezak eragiten zigun dardara da orain sumatzen duguna. Mendien artean.
Udazkenean. AME taldean.